Jardín de Crucero sin plantas
El lugar
Tras diseñar y construir los jardines en La Mandaluz, la propietaria me sugirió diseñar algo en el espacio reservado en un principio para construir la pista de tenis. Quería un espacio abierto, sugerente, con color pero que no compitiese en protagonismo con el resto del jardín. Quería que este espacio fuese también lugar de encuentro para cenas de verano, reuniones con amigos o celebraciones culturales también en el ámbito de amigos y conocidos.
El concepto
Teniendo como premisa la relación con el arte de mi clienta y su carácter abierto y cosmopolita, valoré varios ideas de partida y la de más agrado fué el de crear un espacio con un marcado propósito de encuentro entre culturas y de trazado muy sencillo, donde siguiendo los principios minimalistas de «menos es más» tuviésemos como resultado un espacio sin ocultamiento, sincero, de ahí el de prescindir de elementos que impidiesen la vista de los demás y que incluso me llevó a no incluir plantas. El color estaría dentro de los grandes módulos de hierro oxidado que definirían los dos caminos principales que se cruzan en medio. Tomé como modelo lo esencial de los jardines persas, que traerían los árabes a España y que tanto influiría en los distintos estilos de jardinería formal durante cientos de años.
Elementos del nuevo jardín sin plantas
El diseño que incluía seis módulos de hierro oxidado, fueron colocados siguiendo rigurosamente el diseño y cada uno de ellos jijados al suelo convenientemente soldando sus esquinas a barras de hierro. Así, una vez colocados los módulos, éstos fueron rellenados de piedras partidas de pequeño tamaño de color rojizo o gris, mientras que las zonas externas a los módulos se rellenaron de albero.
Un jardín con nombre
El escultor Matías Di Carlo, cuando vió el diseño comentó «parece un mandala», así la propietaria decidió llamarle al conjunto creado El Mandaluz, que luego daría el nuevo nombre a la finca, La Mandaluz.
ENGLISH
Crossed garden without plants
The place
After designing and building the gardens, the owner suggested that I design something in the space originally reserved to build the tennis court. She wanted an open, suggestive space, with color but that did not compete for prominence with the rest of the garden. She wanted this space to also be a meeting place for summer dinners, get-togethers with friends or cultural celebrations, also for friends and acquaintances.
The concept
Taking as a premise the relationship with my client with art world and her open and cosmopolitan character, I valued several starting concepts and the one we liked the most was creating a space with a marked purpose of meeting between cultures and drawing very simply, where following The minimalism´ principles of «less is more » would have as a result a space without concealment, sincere, hence the need to do without elements that prevent the view of others and that even led me to not include plants. The color would be within the large rusty iron modules that would define the two main paths that intersect in the middle. I took as a model the essentials of Persian gardens, which the Arabs would bring to Spain and which would influence the different styles of formal gardening for hundreds of years.
Elements in the new garden without plants
The design, which included six rusty iron modules, were placed strictly following the design and each one of them conveniently fixed to the ground by welding their corners to iron bars. Thus, once the modules were placed, they were filled with small reddish or gray broken stones, while the areas outside the modules were filled with albero.
A garden with name
The sculptor Matías Di Carlo, when he saw the design, commented «it looks like a mandala», thus the owner had to call the set created El Mandaluz, which would later give the new name to the estate, La Mandaluz.